Plaza Alta de Badajoz
Plaza Alta, abasto bullicioso,
orgullo de la fiel Espantaperros,
mercado centenario en esos cerros
con muros de bastión presuntuoso.
Brotaron de tus cuerdas alegrías
y tientos en caricias de bordón,
tus rumbas fueron ritmos de pasión
en noches de compás y bulerías.
Y fuiste sin pudor envejeciendo,
sin ver que calle abajo amanecía,
durmiendo cuando el sol anuncia el día,
sin darle a tus arrugas un remiendo.
En torno a tu carnal Encarnación
afamadas leyendas compulsadas
dejaron tu empedrado sin pisadas
y huérfana de notas tu canción.
Tu atalaya se hunde en los recuerdos
con los años que van a la deriva,
cercando de progreso tu cautiva
historia de alocados y de cuerdos.
Ahora quedan tus casas desvalidas
cargadas de pobreza consagrada,
allá donde la historia queda en nada
sabiéndose rescoldo de otras vidas.
Y yaces cual enfermo desahuciado,
sufriendo la constancia de los días,
soñando a tenor de las porfías
volver al esplendor de tu pasado.
Javier Feijóo
Del libro: "Ocurrencias".
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