23/2/06

Extremadura (La cara oculta de la Tierra)

Esparcíos por to'l mundo

revolando su bandera,

ergullosos como naide

de sé nacíos d'esta tierra,

asín son los extremeños

qu'en la sangre de sus venas

llevan el barro balego

que moldeó su nacencia.


Cuando'l verano achicharra

con ese sol sin concencia

que tuesta los labrantíos

y arresolana las jesas;

cuando las uvas se tiñen

del coló que da su siembra

y los galgos s'estirancan

a la sombra e las jigueras;

en el fuego de la tarde,

ronroneando la siesta,

ni los lagartos s'asoman

simismaos bajo las piedras,

las ovispas y las moscas

dando güertas se marean,

en el barro d'un regato

los cochinos se revuelcan,

y en los juncos de las charcas

ni las ranas gurrapean.


Sólo s'escucha'l silbío

de trenes que vién de güerta

y el rugío e los motores

de colorinas viajeras

atiborrás d'extremeños

que se jueron con la pena

d'abandoná sus raíces

en este lao de la Tierra.


Los jatillos que llevaron

con sus cuatro pretenencias

y las cajas de cartón

reatás con soga de trenza

l'han cambiao por maletas

y bolsos de piel de fieras

con nombres raros, mu raros,

qu'icen qu'están pa la selva.


Llevan jorrando to'l año

los duros y las pesetas

pa estrujar entre sus brazos

a la madre, a la agüela,

al padre, agüelo y hermanos,

sobrinos y parentela ;

y a Curro, el de la tasca,

qu'ha engalanao la taberna

pa que to'l pueblo s'arrime

a bebé un chato en la feria.


¡La Feria del Emigrante !

¡Achuchones y verbena !


¡Qu'alegría cuando bajan

del tren o de la viajera

con su mirá mu perdía

en el tiempo y en la tierra !


Sus ojos son manantíos

d'esas lágrimas traviesas

que brillan como canchales

bajo la lus extremeña.


Javier Feijóo

(Del mi libro: "¡Asina! Sentimientos en castúo")

Pincha aquí para escuchar el poema

21/2/06

Que no cuajó el asfalto sin la brea


Hay quienes alardean de sus prósperos “países”, ignorando que el asfalto por el que transitan cuajó sobre la brea que otros derramaron, tras saltar por la ventana de su bandera, convirtiendo en añicos el cristal de su memoria.

¡...QUE NO CUAJÓ EL ASFALTO SIN LA BREA!

Oculto entre tus manos y tus dedos
hay un puño que rompe los cristales...
y el blanco de la flor de los jarales...
y el verde de miradas con enredos...

y negros que a la sombra quedan quedos.
Y abierta, como penas otoñales,
tu alma se musguea en los canchales
al peso de tu historia y de tus credos.

Oculto entre tus dedos y tus manos
hay algo que se quiebra a cada instante...
y vuelve a su postura con ahínco...

y quiebra nuevamente... y...¡qué lejanos
los ecos de la voz recalcitrante
que amaga con olvidos nuestro brinco...!

¡Quizás, Extremadura,
no es momento!¡Quizás nunca lo fuera...!
Si fuimos, de montaña, la ladera...
¿No fuimos de su cumbre la estructura?


¡Advierta quien henchido pavonea

que no cuajó el asfalto sin la brea!

Javier Feijóo
Publicado en Diario HOY (22-2-06)

15/2/06

Güérfanos de verbos



GÜÉRFANOS DE VERBOS
(Poema ganador del XXVII Consurso de Poesía
“Ruta de la Plata”. Cáceres, Junio 2004.
Premio: “García Plata de Osma”)


Enlace p'ascuchá'l poema: 

https://www.youtube.com/watch?v=HAxkZPobzH8

¡Agilen p’alantre los que tién curtura!
¡Agilen p’alantre los que tién talento!
¡Qu’agilen delantre tos los qu’han leío
porque yo no pueo!
Na más soy poeta,
de los de nacencia, de los extremeños.
Y afilo mi pluma con la mi experencia,
y arrebusco, y jimplo, y escarbo’n los verbos.

¡Yo diré detrás con el mi magín
jilvanando versos!

Y es que yo cavilo:
Pa tirá del carro d’este galraero
a mí me s’ocurre que los ilustraos
tién que dir primeros.
Y aluego nusotros,
con versinos nuevos,
manque’n jarapales nus jagamos trizas
nuestros sentimientos,
pasino a pasino
jaremos sendero.

Y arrebuscaremos aquellas vereas
arrescondiínas por los nuestros pueblos;
castúas palabras, aquellas qu’antaño
icían los agüelos;
recaínos nuestros, los mesmos qu’hogaño
s’enrean con el tiempo;
y güenos poemas, versos qu’en la tierra jueron enraigaos
por jondos pensares de grandes maestros.
¡Versos qu’entoavía
nus calan mu adrento!


Porqu’Extremadura es tierra arrogante
qu’esparramó cielo
por los escondrijos más arrebuscaos
d’este firmamento;
y los que jacemos memoria
d’aquello,
con la savia nueva
de los nuevos versos,
a viejos poetas
jonramos sin mieo.

¡Agilen p’alantre los que tién curtura
y nus abran paso a los poetas nuevos!
Pa que asín s’empollen
nietos y bisnietos
de la nuestra galra...
...¡qu’entoavía hay tiempo!
Y palren asina,
y sin mieo manejen tos los nuestros verbos,
esos que nus jinchan el pecho d’ergullo
a los extremeños.

¡Qu’agilen p’alantre, qu’agilen con ganas
los que tién talento,
los que tién curtura,
los nobles, los güenos, los sabios maestros!
¡Naide s’acagace!
¡Naide tenga mieo!
Qu’asín arrejunde dende su nacencia
la juerza d’un pueblo
que labró los mares más arrebataos
y sembró caraite’n la tierra adrento
regao con sangre,
suores y esjuerzos.

Y asina emigraron nuestros campusinos,
nuestros labraores, los nuestros ancestros.
Y asina soñaron gorvel ergullosos
con una mijina de gloria y dinero.
¡Pero jueron tantos los que se quearon
durmios en el tiempo!
Su lágrima seca
dio retoños nuevos,
y endispués 

los nietos
y endispués

silencio.

Y quiciás por eso hoy endilgo un chillo
con toas las mis juerzas a ese nuestro cielo,
al desparramao por los escondrijos más arrebuscaos
d’este firmamento:
¡Gorvel emigrantes!
¡Gorvel extremeños!
¡Gorvel cuantiantes manque na más sea
pa la fiesta’l pueblo!
¡Gorvel con la galra qu’arrebujaína’n aquellos jatos
sus llevastis lejos!
¡Gorvel a la tierra d’aonde sus llevastis
la vos qu’andenantes l’ascuché al agüelo!

¡Gorvel emigrantes!
¡Gorvel cuantiantes pa danos aliento!

¿No veis que nusotros, los qu’aquí queamos,
los que reguñimos con nusotros mesmos
sin tirá con juerza del carro eschangao
d’este galraero,
dende que sus juistis pa esos andurriales,
pa esos otros pueblos,
semos unos probes
güérfanos de verbos?


Javier Feijóo

10/2/06

Recreación contemporánea de "El dos de mayo"

El Dos de Mayo de 1808 (Goya)

Recreación contemporánea de la 
"Oda al Dos de Mayo” (enlace)
 
Aún se escucha tu aflicción
y aquel fúnebre concierto
que hoy digital, siempre a muerto,
entonan bomba y cañón.
Sobre tu añejo pendón
diviso negros crespones;
hoy te retan tus regiones
con misivas funerarias:
 
La Iglesia vende plegarias.
El Arte compra canciones.

Y hoy lloras más. Te insultaron
quienes odio te ofrecieron
porque jamás te temieron,
tu gloria nunca admiraron.
Ante ti no se inclinaron
y en su hostil y oscura zona
siempre fuiste su Matrona
con tus flechas y tu yugo
y así te ven cual verdugo
y repudian la Corona.

Trágica memoria mía
dolida siempre me lleva
al sepulcro que se eleva
a un cielo de valentía
que en esa región bravía
ningún sol la tornasola
ni su recuerdo se inmola
con las bombas de otra guerra.
¡Vertida en aquella tierra
siempre habrá sangre española!

 
Y asediando tus legiones
debilitaron su esfera;
pidieron a la carrera
una tregua a tus leones.
Y humillaron tus pendones
y burlaron tu victoria
y ufanos buscan la gloria
y se creen rayo fecundo
en ese hueco del mundo
donde encallece la Historia.

Con un celo desigual
pero idéntica arrogancia
se postula, cual Numancia,
con paso menos marcial,
otra región ‘virginal’
enarbolando sus Fueros;
y con modos menos fieros
no aceptan ser tus vasallos
y a grupa de sus caballos
ya se sienten extranjeros.

¡Y ante Ti aparece un hombre
que reniega de tu manto
para ofrecerte su canto
bautizado con su nombre!

 ¡Celebro que no te asombre!
¡Siga enterrada la Historia
y bien viva la memoria!
El Parlamento es el coro
que de argumento sonoro
hincha tus velas de gloria.

Ese colmo de ambición
que con delirio profundo
busca concienciar al mundo
dividiendo a la nación,
hiere al íbero león
ansiando a un pueblo regir,
más no llega a percibir
ebrio en violento poder
que no quiere esclavo ser
pueblo que sabe morir.

¡Guerra! Dijo ante el altar
mostrando a España su ira.
¡Guerra! Y explotó la lira
con su violento cantar.
¡Guerra! Oyó al despertar
el Pueblo que no se aterra,
y en esta ibérica tierra
tantas víctimas lo oyeron
que hasta las tumbas se abrieron
para gritar ¡NO A LA GUERRA!

La Paz no entiende de ardor,
plácida duerme en su lecho...
¡Que el niño beba en el pecho
la Historia del ‘invasor’!
La madre infunda su amor,
por esa razón está,
y cuando el hijo se va
con más deseo le quiere
y sufrirá si se muere
pero no lo vengará.

Cantemos nuevas canciones
al amor y sus deberes,
y de labios de mujeres
lancen besos los cañones.
Sin desmerecer pendones
busquemos la Paz que zumba
contra el eco que retumba
del dolor que nos aterra
para enterrar bajo tierra
los odios en honda tumba.

Mártires de la lealtad
que del honor al arrullo
vencéis hoy al negro orgullo
y honráis a la Humanidad,
en Paz y Amor descansad,
para que este mapa ibero
brille limpio y altanero
y hasta que el mundo sucumba
en ninguna triste tumba
nadie se sienta extranjero.
Javier Feijóo
 (9 Febrero 2005)

8/2/06

¡Pobre iluso!


No sé bien por qué te beso a cada instante
si deseo verme libre de tu fuego.
¡Al principio te acepté como en un juego
y ahora lucho por tenerte tan distante...!

Eres fuerte, frente a mí, desafiante,
con tus humos desbaratas a mi ego.
Como un Lázaro engañando a un pobre ciego,
de mis nervios… tú… ¡quimérico calmante!

Tú me amas… y tu amor me contamina.
Yo quisiera abandonarte y no es sencillo,
aun sabiendo que en tu amor está mi ruina.

¡Pobre iluso! Creo tenerte en el bolsillo…
y te tengo, pero... ¿quién a quién domina?
¡Te consumo y me consumes... Cigarrillo!
Javier Feijóo
.

7/2/06

Tus celos

En el filo d'un suspiro
me sostengo,
como loco, justo en metá
de tu aliento.

Con un sorbo t'atragantas
y yo muero,
con un beso de tus labios
m'enveneno.

Mi pacencia, qu'es d'un forjao
extremeño,
va jaciendo que se rundan
tus recelos.

Y es asina, sin jamaglo
ni bebeglo,
como sufro'l jormiguillo
de tus mieos ...

...condenao al presiyo
de tus celos,
enrejao con el cariño
que te tengo.


Javier Feijóo 
(Del mi libro: "¡Asina! Sentimientos en castúo")
Enlace p'ascuchá'l poema: "Tus celos"

5/2/06

Violencia de... ¿género?

Género (Del latín genus, generis): Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.




LA CORTEZA DE LA ENCINA

Como ajuyen las cigüeñas
cuando llegan las llovignas del otoño,
queando solos en la torre de l’iglesia
los ramajos retorcíos,
con su ergullo destrozao y sin gorvé la vista atrás,
baj’un cielo engalanao
con los rayos de luceros encendíos,
rebujando entre sus brazos a su hija
y arropá con las tinieblas de la noche
s’escapó sin más aviso,
bordeando los sembraos
y escondiéndose a lo lejos por detrás de los olivos.

Lo mesmito que las flores colorás
desperdigás po los trigales,
s’esparraman los suspiros de su rabia contenía,
ajogando entre sollozos
la fatiga del peó de sus pesares.
Y el coraje del doló de su abandono,
y el sufrimiento enreao con la saliva
s’añugaba’n su gagnate
como’l cacho de corteza d’una encina.

Mu bajino reventaba su lamento
con la vos enrrabietá y acallaína:
- “Ya está bien de soportá sus malos modos.
S’acabaron los disprecios y las riñas.”

Y se jué camino alante
caldeando con mil besos los carrillos de su hija;
y sus lágrimas salaban los recuerdos
de la vos de la experencia de su madre, cuando icía:
- “Este noviajo tan corto
m’está dando mala espina.
¡ Aguanta un poco y espera!
¡No te cases entoavía!
¡Pa’l casorio ya habrá tiempo!
¡Éjate de tanta priesa!”

Y queándose pará miró pa’l cielo
y endispués pa la cara de la niña.
Con susurros remordíos
que jervían como’l caldo d’un puchero
calentao en las brasas encendías,
juró y perjuró por tós sus muertos
qu’enjamás de los jamases gorvería
a pisá ni los umbrales de la casa
d’aquel hombre de patrañas y mentiras.

Dispués d’una noche larga,
los luceros, las estrellas y la luna
apagaban sus candiles con el alba;
y los pardos gorriatos chiqueninos
se jacían ringurangos y jormaban su jarana
alborotando las hojas
remojás por el resencio que goteaba entre las ramas,
salpicándose’l rocío
pa quitase de los ojos las legañas.

Las tinieblas s’ajuían po los cerros
y pa’l cielo se perdían las neblinas;
a lo lejos s’ascuchaban los ladríos tempraneros
de mastines qu’azuzaban los ganaos
como naide pué jaceglo;
las lechuzas y los búhos se durmían
al marchase las negruras de los cielos,
cuando’l sol desperezaba clareando,
reguñendo con la luna, con la noche y con el sueño.

Agotá de tantas horas
pateando por senderos y caminos,
con las juellas por to’l cuerpo
de las zurras que le daba su marío,
jarta ya de los risorios y las bulras
qu’en el pueblo se traían los vecinos,
güerve a casa de sus padres, con su hija,
dispreciando aquel cariño sin sentío.

Dende lejos diquelaba ya el cortijo,
s’arrellenó baj’un árbol, mu cansina,
recostándose’n el tronco
y atusándole los pelos a la niña.

Con los ojos coloraos por el llanto,
sonriyó con los recuerdos d’otros días
en la pas d’aquellos campos
y al caló de su familia;
y sintió cómo la juerza de la sangre
le raspaba po las venas como lija,
más qu’el roce de su cara

en la rúspera corteza de la encina.

Javier Feijóo
(Del mi libro: "De la corteza de la encina")

3/2/06

EL TORNO (Valle del Jerte)



En recuerdo de mi estancia en El Torno, con motivo de los recitales poéticos que se celebraron en las "I Jornadas de Emigración Torniegas" (Agosto de 2005).

EL TORNO (JET-2005)

Cual ribete de su falda, en la ladera
de los Montes Traslasierra, se abre un mundo
al abrigo de un pasado tan fecundo
que jamás el desarraigo entristeciera.

En el seno del Río Jerte, sementera
del amor a Extremadura es oriundo
ese pueblo donde el grito es iracundo
y revienta cual cerezo en primavera.

Es El Torno un pueblo amable, donde el arte
es amar, y amar sin dudas a la tierra.
Sabe a gloria... y no sé cómo expresarte

el calor que a mi memoria fiel se aferra.
Sentimientos que no sé cómo explicarte

cuando mi alma entre su gente se hizo hiedra.

Javier Feijóo
º