27/7/06

¡Extremadura, sí, Extremadura!








¡Extremadura, sí, Extremadura!
Entre rosas empuñadas bajo un vuelo de gaviotas...
esperando.
Marañas de poder
cubren tus campos
y tus pueblos
de níveos encalados.
Y dolosas aún entonan tus rapsodas
viejas deudas que jamás se amortizaron.

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Tierra y sol,
sudor callado...
tatuajes indelebles
en tus manos.
Hoy tu rostro,
siempre recio, siempre pardo,
curtido bajo el sol más generoso,
se dibuja goloso, sin rubor subvencionado,
reavivando el color de los silencios
degollados con el filo del arado.

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Campo y cielo,
campo, campo...
Tierra abierta a los castizos de nacencia
con olor a lejanía, remarcados
con el hierro incandescente del progreso permitido
a ingratos codiciosos de poder y en avaricia malcriados,
que hoy degustan con soberbia ese jugo efervescente
exprimido a tu sudor y a tu trabajo.

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Voz y voto apacentado con paciencia desmedida,
y gruñidos desquiciados de berraco enrabietado
confundido con reclamos de futuros
extraños a tu oído extremo y llano.
Diglosia en las veredas de una tierra
que labrada con los versos de otros cánticos
atesora tu fuerza arrolladora
y adorna con su paz tu liderazgo.

¡Extremadura, sí, Extremadura!
¡La de gritos que aún retumban
en tus campos
contra el eco de lucrados consentidos!
¿Y aún caminas voceando
tus lamentos,
cuando al frente, al costado,
y a tu espalda,
vas quedando,
sin pudor, negando historia,
tu cultura y tu verbo hechos migajas,
y empapados con tus credos
vas vendiendo
los pañuelos desdentados
con tus lágrimas?

¡Extremadura, sí, Extremadura!
¡Estremézcase tu piel parda,
piel dura,
y reluzca en tu mirada
la esperanza!
¡Que rebrote de la tierra
tu bravura
y en tu frente
brille el sol
de otras mañanas!
¡Reivindica los derechos adquiridos
con el peso del trabajo
que esparcido
desnivela a tu favor
cualquier balanza!

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Paño verde, blanco y negro,
de esperanza,
pureza y sentimiento.
Desde el cielo más azul
del firmamento
descolguemos orgullosos esa falda
que lucen con alarde nuestras madres,
altivas, arrogantes, con talento,
concienciadas
de la herencia de unos pechos
que amamantan con coraje
y sin complejos
exquisitas bondades adobadas
con la historia que escribieron con su sangre
los valientes que surcaron los océanos.

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Entre rosas empuñadas bajo un vuelo de gaviotas...
esperando.
Tierra y sol,
sudor callado...
Campo y cielo,
campo, campo...
Voz y voto apacentado con paciencia desmedida,
y gruñidos desquiciados de berraco enrabietado.
¡Estremézcase tu piel parda,
piel dura,
por los gritos que aún retumban
en tus campos!

¡Extremadura, sí, Extremadura!
Paño verde, blanco y negro
de esperanza...
Luz y sombras
en los pliegues de tu falda.


Javier Feijóo 
(Del poemario "Cajón de sastre")
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