D'argunas cosas que cuentan...
D'argunas cosas que cuentan
en Cartas al Directó
¡Qué pena me da ese tío!
Tos los días aguantando
las miasmas d’argún cretino:
“...Que si el tráfico está mal...
...que los precios han subío...
...que si el joyo de la calle...
...que si está mu sucio’l río...
...que si los parques del barrio
son demasiao chiqueninos…”
¡Qué joé, siempre lo mesmo!
El probe estará aburrío.
O le dan gracias a arguien
o arrebuscan lo podrío.
Pa mí qu’a ese directó
no l’importará un comino,
porque si no, de seguro,
que acabaría jodío;
y dirá pa sus adrentos,
argo mustio y mu mojino:
- “¿No habrá cuentos más alegres
pa contagle a los amigos?”.
Como casi toa la gente
tos los días leo’l piriódico
(mu despacio, pa entendeglo,
qu’a veces trae desatinos),
pero si leo las Cartas
me s’entornan los ojinos
y cuando no m’entra sueño
será porque yo me río
de la jartá e chiflauras
qu’icen, como desafíos,
contra’l concejá de turno
o er jo puta del vecino:
“…que no le deja dormí
po la noche con los ruíos…
...que su perro s’ha jiñao
en la calle o en er quicio…”
Yo pienso qu’a lo mejó
no es el boser del vecino,
pué se un chucho descarriao
que no encuentra argún bujío
porque naide sabe quién
(quizá un primo der de’l quinto)
sin queriendo ha abandonao
de veraneo’n el camino.
Y me jacen mucha gracia
los que se quejan de vicio,
esos qu’icen qu’en las noches
del verano enardecío
no son escapá e dormí,
que no aguantan el bullicio
del palroteo de la gente
y las voces de los niños,
y las risas provocás
por los chistes divertíos
que sofocan la caló
en las noches del estío.
Y a lo mejó tién razón
(visto dende’l quinto piso
y habiendo durmio la siesta,
qu’en Badajó es lo propicio).
Pero deben de sabé,
iciéndolo sin cinismo,
que arguien dijo arguna ves
(y lo dijo convencío)
que aquí “en Badajó se vive”;
y eso se sabe de fijo.
Aquí el que quié se divierte
sin metese’n ningún lío;
y el que tié sueñó se duerme
y deja en pas al vecino.
Si no quién tené poblemas
se puén sentá baj’un pino
y escribí otras novelas;
o a la vera d’argún río
con la caña de pescá
(si acaso tienen premiso),
con la cesta e la merienda,
con la gorra y los avíos,
y s’orvían de follones,
d’estos que llaman “civismo”.
Javier Feijóo
Del mi libro: "De la corteza de la encina"
.
en Cartas al Directó
¡Qué pena me da ese tío!
Tos los días aguantando
las miasmas d’argún cretino:
“...Que si el tráfico está mal...
...que los precios han subío...
...que si el joyo de la calle...
...que si está mu sucio’l río...
...que si los parques del barrio
son demasiao chiqueninos…”
¡Qué joé, siempre lo mesmo!
El probe estará aburrío.
O le dan gracias a arguien
o arrebuscan lo podrío.
Pa mí qu’a ese directó
no l’importará un comino,
porque si no, de seguro,
que acabaría jodío;
y dirá pa sus adrentos,
argo mustio y mu mojino:
- “¿No habrá cuentos más alegres
pa contagle a los amigos?”.
Como casi toa la gente
tos los días leo’l piriódico
(mu despacio, pa entendeglo,
qu’a veces trae desatinos),
pero si leo las Cartas
me s’entornan los ojinos
y cuando no m’entra sueño
será porque yo me río
de la jartá e chiflauras
qu’icen, como desafíos,
contra’l concejá de turno
o er jo puta del vecino:
“…que no le deja dormí
po la noche con los ruíos…
...que su perro s’ha jiñao
en la calle o en er quicio…”
Yo pienso qu’a lo mejó
no es el boser del vecino,
pué se un chucho descarriao
que no encuentra argún bujío
porque naide sabe quién
(quizá un primo der de’l quinto)
sin queriendo ha abandonao
de veraneo’n el camino.
Y me jacen mucha gracia
los que se quejan de vicio,
esos qu’icen qu’en las noches
del verano enardecío
no son escapá e dormí,
que no aguantan el bullicio
del palroteo de la gente
y las voces de los niños,
y las risas provocás
por los chistes divertíos
que sofocan la caló
en las noches del estío.
Y a lo mejó tién razón
(visto dende’l quinto piso
y habiendo durmio la siesta,
qu’en Badajó es lo propicio).
Pero deben de sabé,
iciéndolo sin cinismo,
que arguien dijo arguna ves
(y lo dijo convencío)
que aquí “en Badajó se vive”;
y eso se sabe de fijo.
Aquí el que quié se divierte
sin metese’n ningún lío;
y el que tié sueñó se duerme
y deja en pas al vecino.
Si no quién tené poblemas
se puén sentá baj’un pino
y escribí otras novelas;
o a la vera d’argún río
con la caña de pescá
(si acaso tienen premiso),
con la cesta e la merienda,
con la gorra y los avíos,
y s’orvían de follones,
d’estos que llaman “civismo”.
Javier Feijóo
Del mi libro: "De la corteza de la encina"
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