Y Badajoz miró a su río...
Y el Guadiana sigue ahí,
en el cauce del olvido,
porque no puede cambiar
su milenario camino
por delante de estas puertas,
sus mirillas y postigos.
Y si ocultarse pudiera,
como lo hiciera de niño,
hace tiempo, ya no hay duda,
hace tiempo se habría ido.
en el cauce del olvido,
porque no puede cambiar
su milenario camino
por delante de estas puertas,
sus mirillas y postigos.
Y si ocultarse pudiera,
como lo hiciera de niño,
hace tiempo, ya no hay duda,
hace tiempo se habría ido.
Javier Feijóo
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