TRISTE SOLEDÁ (...con sus costaleros)
Cuando las campanas
redoblan su eco
gorteando’n sus bocas
sus lenguas de jierro,
bajo’l capirucho,
con sus caramelos,
jacen carrefilas
y unos por promesa,
y otros por su credo,
agilan p’alante
tos los nazarenos.
Van abriendo’l paso
a un hombre mu güeno
no le tuvo mieo;
que jué por sus pasos
a morí en un cerro
bandeao de ladrones,
jace mucho tiempo,
pa jacer cristianos
a to’l mundo entero
y en un cacho e pan
nus queó su cuerpo.
Icen que su padre
jué un güen carpintero;
serrando maeros;
pero qu’endispués,
pasao argún tiempo,
en los sus oíos
arguien dende’l cielo
l’icía en vos baja
los más sabios verbos
y que su trebajo
no era pa tableros.
Icen que se jué
pa icirle a la gente
mandamientos nuevos
jaciendo milagros
con muertos y ciegos
y que sus palraos
calaron tan lejos
que los mandamases
con trenta moneas
mercaron un beso
pa que aquella noche
d’olivos y rezos
señalara’l Hombre
pa dir a prenderlo.
qu’era Rey de Reinos
y que un tal Pilatos
s’acagazó al verlo,
se lavó las manos
y dejó que’l pueblo,
con voces y chillos
y bulra y disprecio,
jundiera en sus manos
los clavos de jierro.
Y hoy en carrefilas
arropan el paso
los sus costaleros,
pasino a pasino,
meneo a meneo,
cimbreando la crus
qu’aguanta to’l peso
d’ese Hombre que icen
que bajó del cielo
na más que pa icirnos
Y atrás vié la Vigen
con su manto negro,
qu’esparrama lágrimas
por el Hijo muerto;
es La Soledá
con su palio al viento
que traen en el alma
el luto y el duelo.
Y al son de trompetas
y tamborileros;
y sabias saetas
rumiás por el pueblo
Badajó saetero)
s’alejan bailando
con su desconsuelo.
¡Triste Soledá,
con sus costaleros!
Javier Feijóo
(Del mi libro: "oCURRencias")
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