5/3/06

Er nieto de la Colasa



- ¡Cuéntaselo tú a tu madre!
¡Dime hija! ¿qué te pasa?
¿Qué’s eso qu’a ti t’ajoga
y t’anúa la garganta,
qu’estás como revenía
sin icir ni una palabra
y ni siquiá t’has peinäo
y no has jecho ni la cama?

¿Tié acaso esto argo que ve
con er nieto e la Colasa,
ese de la capitá
que vino pa tres semanas
y toas las mozas der pueblo
peripuestas le rondaban?

¿Cuándo se va, po la noche
o en er tren d’esta mañana?

- Pa mí s’ha ío ya pa siempre,
no me anda más po las ramas.
Es mu arto y es mu guapo
y tié mu güenas palabras,
pero no m’ha tenio ley,
no m’han gustäo sus mañas
y me da iguá que s’alargue
manque me quée con las ganas.

- ¡Ganas! ¿de qué, güena moza,
si en to’l pueblo hay una cara
más alegre y más graciosa,
ni más limpia, ni más guapa,
ni unos ojos tan bonitos
y negros como chicharras?

¿Quiés icir qu’ha pretendío
er nieto de la Colasa
por argún raro casuá
que tu jonra se manchara?

- Mi jonra está limpia madre,
las cosas que m’enseñaba
cuando yo entoavia era nueva
no tié que gorvé a esplicaglas.

- Pos si es asina, m’alegro
que gente d’esa calaña
s’alarguen ya d’este pueblo.
Y mia tú que la Colasa
es presona mu jormá,
pero’l nieto es d’otra casta,
que su sangre está mesclá
con la sangre d’otra raza.

Tú no t’enfusques más, hija,
¡éjate de mojigangas!
ve y arréglate ese pelo
que hoy te jago yo la cama;
y si acaso te dio un beso
lávate mu bien la cara
pa que se vaya’l jeó
del suó d’esa alimaña.

Y no me mires asín,
qu’hay qu’icir las cosas claras.
Cuando un hombre te s’acerca
tiés que miralo a la cara
y antes e ve si es mu guapo
ve si tié intinciones sanas
mirando fija los ojos
qu’es el espejo del alma;
y hay que fijase’n sus manos
p’adeviná si trebaja
y tené mucho cuidiao
con los palraos que nus largan,
qu’a veces nus aturrullan
y con poco nus engañan.

Y esto no es pa molestate,
quieo queá las cosas claras,
que tú eres ya una mujé
y mereces mi alabanza,
porque l’has parao los pies,
tu jonra s’ha queao sin mancha
y me siento mu jonrá
al ve que sabes guardagla.

¡Anda espabila qu’es tarde!
y ya va juyendo’l alba;
y en este pueblo hay más mozos,
mu guapos y con agallas,
que tamién tién picardía
y gustan de las muchachas,
manque no palren iguá
ni gasten tantas palabras
como los de capitá,
pero en el campo trebajan
y con el suó de su frente
llevan el pan pa su casa.

Y ya no me jimples más
mi Mari Ángeles guapa.
¡Jasta’l nombre tiés bonito!
¡Lávate mu bien la cara!
¡Ve y arréglate ese pelo
que hoy te jago yo la cama!
Javier Feijóo
(Del mi libro: "De la corteza de la encina")
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