Imagina a un poeta
Imagina a un poeta,
pluma en mano, con su Arte consagrado,
ante el blanco amanecer de la poesía,
con sus venas conectadas al tintero
dando vida con su sangre a algún poema.
Imagina a un poeta
dibujando con el óleo de sus versos
un paisaje de dolor o de alegría,
como ausente en esa cómplice mirada
de los magos en el mundo de las letras.
Imagina a un poeta
escuchando su silencio en soledad
en un mar sin horizonte, a la deriva,
condenado a confesar sus sentimientos
en un juicio sin fiscales y sin pruebas.
Imagina a un poeta,
con los párpados del alma muy abiertos
escrutando sin pudor su propia vida.
pluma en mano, con su Arte consagrado,
ante el blanco amanecer de la poesía,
con sus venas conectadas al tintero
dando vida con su sangre a algún poema.
Imagina a un poeta
dibujando con el óleo de sus versos
un paisaje de dolor o de alegría,
como ausente en esa cómplice mirada
de los magos en el mundo de las letras.
Imagina a un poeta
escuchando su silencio en soledad
en un mar sin horizonte, a la deriva,
condenado a confesar sus sentimientos
en un juicio sin fiscales y sin pruebas.
Imagina a un poeta,
con los párpados del alma muy abiertos
escrutando sin pudor su propia vida.
Javier Feijóo
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