Contra - Reloj (Improvisación)
¡Deprisa!
En el tiempo de un minuto
me programo conseguir contra-reloj
escribir sin parar algunos versos
que compongan un poema.
Intento ordenar los más veloces,
aquellos que llegan a mi mente
ligeros de equipaje
y descarto a los más lentos,
esos versos que tardan en llegar
por el peso que soportan
con su carga de poesía.
Porque no puedo esperar, sobre el teclado
mis dedos se impacientan
contagiados por la rauda carrera del reloj;
y esos versos rezagados llegarían a destiempo.
Me autorizo potestad de tema libre,
tan libre como para no escribir de nada
si no quiero,
aunque, tal vez,
de nada me sirva escribir este poema,
porque, quizás, no será considerado como tal
a pesar de terminarlo justo a tiempo.
La opresión del minuto que se agota
me atosiga, me cercena el derecho de pensar.
El golpeo del tic-tac
es más sonoro a cada instante
sometiéndome a la prisa
y me acobarda,
me comprime los sentidos,
me diluye el pensamiento.
Las palabras se acumulan en desorden
como un rompecabezas con las piezas del revés,
descolocadas,
tan fuera de lugar como estos versos
que no son
y tal vez nunca serán
ni un poema en un tiempo prefijado
ni un prosaico acercamiento a la poesía.
En el tiempo de un minuto
me programo conseguir contra-reloj
escribir sin parar algunos versos
que compongan un poema.
Intento ordenar los más veloces,
aquellos que llegan a mi mente
ligeros de equipaje
y descarto a los más lentos,
esos versos que tardan en llegar
por el peso que soportan
con su carga de poesía.
Porque no puedo esperar, sobre el teclado
mis dedos se impacientan
contagiados por la rauda carrera del reloj;
y esos versos rezagados llegarían a destiempo.
Me autorizo potestad de tema libre,
tan libre como para no escribir de nada
si no quiero,
aunque, tal vez,
de nada me sirva escribir este poema,
porque, quizás, no será considerado como tal
a pesar de terminarlo justo a tiempo.
La opresión del minuto que se agota
me atosiga, me cercena el derecho de pensar.
El golpeo del tic-tac
es más sonoro a cada instante
sometiéndome a la prisa
y me acobarda,
me comprime los sentidos,
me diluye el pensamiento.
Las palabras se acumulan en desorden
como un rompecabezas con las piezas del revés,
descolocadas,
tan fuera de lugar como estos versos
que no son
y tal vez nunca serán
ni un poema en un tiempo prefijado
ni un prosaico acercamiento a la poesía.
Javier Feijóo
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