BADAJOZ EN NEGRO
"Dale limosna mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada"
Francisco de Asís de Icaza
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada"
Francisco de Asís de Icaza
(Con dedicatoria especial para Manuel Magallanes Miranda)
No ver las nieblas de enero
engullir nuestra Alcazaba
convirtiéndola en esclava
de la Muela en su alto cerro.
Ni las lluvias de febrero
teñir el aire de plata
y en reflejos de hojalata
vestir al Guadiana añejo.
No ver cómo de dolor
del cielo caen sin pudor
gruesas lágrimas de acero.
engullir nuestra Alcazaba
convirtiéndola en esclava
de la Muela en su alto cerro.
Ni las lluvias de febrero
teñir el aire de plata
y en reflejos de hojalata
vestir al Guadiana añejo.
No ver cómo de dolor
del cielo caen sin pudor
gruesas lágrimas de acero.
No ver de marzo el venero
de luz que vomita el alba
despertando en color malva
las piedras del Puente Viejo.
Ni el verde abril agorero
y su cielo destemplado
abrazar algodonado
la Torre de Espantaperros.
No ver cómo sin rubor
la semilla de la flor
agradece el aguacero.
de luz que vomita el alba
despertando en color malva
las piedras del Puente Viejo.
Ni el verde abril agorero
y su cielo destemplado
abrazar algodonado
la Torre de Espantaperros.
No ver cómo sin rubor
la semilla de la flor
agradece el aguacero.
¡Que alguien le cuente al oído
lo que a su vista han prohibido,
que no hay tristeza mayor
que ser ciego en Badajoz!
que no hay tristeza mayor
que ser ciego en Badajoz!
colgando de los balcones
con claveles reventones
y blandos tallos al viento.
Ni ver junio jaranero
en el rito de la hoguera
despidiendo a primavera
por San Juan con su festejo.
No ver cómo a su calor
prenden los besos de amor
entre aromas de romero.
con claveles reventones
y blandos tallos al viento.
Ni ver junio jaranero
en el rito de la hoguera
despidiendo a primavera
por San Juan con su festejo.
No ver cómo a su calor
prenden los besos de amor
entre aromas de romero.
No ver julio pendenciero
abrasando el negro asfalto
con el sol en lo más lo alto
como rey, señor y dueño.
Ni el agosto justiciero
evocando al emigrante
con nostalgia en el semblante
de añoranzas y recuerdos.
No ver el pardo color
en sus ojos al ardor
de aquel tiempo traicionero.
abrasando el negro asfalto
con el sol en lo más lo alto
como rey, señor y dueño.
Ni el agosto justiciero
evocando al emigrante
con nostalgia en el semblante
de añoranzas y recuerdos.
No ver el pardo color
en sus ojos al ardor
de aquel tiempo traicionero.
¡Que alguien diga, por su bien,
lo que sus ojos no ven,
que no hay tristeza mayor
lo que sus ojos no ven,
que no hay tristeza mayor
que ser ciego en Badajoz!
No ver Septiembre atempero
con el verano a la espalda,
bordeando la Giralda
en busca de otoños nuevos.
Ni ver al Octubre fiero
las palmeras agitar
del parque de Castelar
con el aullido del viento.
No ver cómo sin temor
día y noche el ruiseñor
canta al borde del sendero.
con el verano a la espalda,
bordeando la Giralda
en busca de otoños nuevos.
Ni ver al Octubre fiero
las palmeras agitar
del parque de Castelar
con el aullido del viento.
No ver cómo sin temor
día y noche el ruiseñor
canta al borde del sendero.
No ver Noviembre sincero
y el árbol sin el follaje
de su copa y su ramaje
mostrarnos desnudo el cuerpo.
Ni en Diciembre, el mes postrero,
Puerta Palmas exaltada,
de Badajoz su fachada,
abrir puertas al invierno.
No ver cómo en su esplendor
la ciudad es un clamor
despidiendo el año entero.
y el árbol sin el follaje
de su copa y su ramaje
mostrarnos desnudo el cuerpo.
Ni en Diciembre, el mes postrero,
Puerta Palmas exaltada,
de Badajoz su fachada,
abrir puertas al invierno.
No ver cómo en su esplendor
la ciudad es un clamor
despidiendo el año entero.
¡Que alguien busque la manera
de sentirlo aunque no viera,
que no hay tristeza mayor
que ser ciego en Badajoz!
Javier Feijóo
de sentirlo aunque no viera,
que no hay tristeza mayor
que ser ciego en Badajoz!
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